lunes, 2 de febrero de 2009

Entrevista com Toni Lodeiro, autor do livro 'Consumir menos, vivir mejor'



Vino por Galiza, donde nació, para presentar su obra, en la que demuestra que la calidad de vida pode conseguirse a través del consumo consciente.
Toni Lodeiro estuvo en Galiza presentando su libro Consumir menos, vivir mejor. Ideas prácticas para un consumo más consciente, un volumen de casi 500 páginas que recoge cientos de alternativas para hacer una vida más saludable, respectuosa con el medio y práctica, ligada a un consumo responsable. Aunque podría emplearse como un manual de consulta donde resolver dudas, tirar ejemplos o ideas para hacer una vida más satisfactoria y sencilla, hay quien lo tiene como libro de cabeceira y lo leyó enteiriño, recogiendo los consejos más pequeños y los mayores. El libro va por la segunda edición (mércase en librarías y en la web de la Editorial Txalaparta, y, además, pode descargarse de balde y en .pdf aquí) y quiere, según Lodeiro, hacer saber que es bien donado vivir mejor. Pero siempre que se desee, que se pongan en práctica, con ganas, una serie de consejos que nos permitan vivir sin depender en exceso de unos recursos ya sobreexplotados. La idea es no convertirse en salvadores de nadie, no juzgar, sino trabajar por una vida mejor, desde el placer, pensando que nadie va a mudar las cosas por nudos, y pensar que "el que es bueno para mí, y bueno para todo el mundo".

Vieiros: Un libro tan extenso (son casi 500 páginas) pode emplearse cómo manual de consulta para tirar de él ideas concretas, o pode leerse entero...

Toni Lodeiro: Pode, porque es muy fácil de leer, por el lenguaje sencillo que emplea. No sólo pode ser tomado como un libro de consulta, aunque también, porque se pueden consultar, puntualmente, ideas sobre hixiene, ahorro de energía, viajes... Cualquier página del libro pode leerse incluso en el retrete, poco a poco, sin necesidad de leerlo entero.

En que se basó para escribirlo? En sus experiencias?

Sí, más bien en mis vivencias. Hay bastantes años llegué a la conclusión de que se podía vivir con menos y mejor. Había, y aún hay, cientos, por no decir miles, de ideas prácticas, empresas, asociaciones, iniciativas interesantes, propuestas... gente haciendo cosas con optimismo, de manera positiva y acuerde con sus valores. Sólo precisamos una pequeña idea, un ejemplo, dar una herramienta y acercar información de manera positiva. Cuando usted marchó de Galiza, no existían este tipo de alternativas en el país?

Ahora es cuando están surgiendo. Cuando yo marché tenía 25 años, y hice el que se pode llamar una migración cultural, porque en Galiza, en aquella altura -hay cinco años- era complicado encontrar iniciativas de este tipo o gente que partillase estas inquedanzas. De hecho, creo recordar que sólo había dos cooperativas de consumo responsable, Árbol en Vigo, y La Barriga Ecológica en Lugo, y ahora ya hay una en cada ciudad. Siento que en Galiza llegamos un bocado tarde a nivel de conciencia, tuvimos un menor poder para generar alternativas al consumismo en el momento en el que en otros lugares estaban naciendo muchas alternativas.

Usted conoce los movimientos de Euskadi y Cataluña, que, a lo mejor, están mejor vertebrados que el galego. Piensa que, tal vez, el minifundismo en este campo -que haya un montón de, como por ejemplo, cooperativas distintas, asociaciones, organizaciones- tenga empequenecido las alternativas a la sociedad de consumo en nuestro país?

No creo que se trate de eso. No es cuestión de crecer, sino que es bueno crear una cooperativa, como por ejemplo, en cada venirla, en cada ciudad o en cada barrio. De hecho, sé que aquí se está a crear una coordinadora para todas las cooperativas, una iniciativa que ya funciona en Cataluña, como por ejemplo, y que tiene muchas ventajas a nivel práctico -hacer demandas comunes, trabajar juntas, etc-, más que a nivel de conexiones locales. No es cuestión de crear grandes estructuras, porque el pequeño también es hermoso y llegan a hacerse contactos más humanos, hay una comunicación y una interacción diferente. De hecho, en Cataluña, como por ejemplo, hay muchas cooperativas que ponen un límite de familias -unidades de convivencia que participan-, como por ejemplo, unas 50, 150 o 200... porque con una distancia menor entre los integrantes se consigue un mayor grado de participación, las personas se conocen más y se trabaja mejor a nivel de coordinación. El importante es multiplicare las pequeñas cooperativas, pero también es bueno que se coordinen y trabajen entre ellas, pero siempre sin crear grandes estructuras, que, a mi ver, no son necesarias.

Cuando se habla de consumo responsable, consciente, suele verse como un sacrificio, como la necesidad impuesta de renunciar la muchas cosas materiales en el día a día. Que le diría a la gente que piensa esto?

Yo siempre hablo de mi experiencia, y pienso que cuándo algo te gusta a fe mía, dedicas tiempo y dinero a desarrollarlo, a hacerlo, sólo por el hecho de que disfrutas haciéndolo. Cualquier excusa es buena cuando no hay interés por hacer estas cosas, y no estoy hablando desde un punto de vista moralista. Yo todas las tercias ferias voy a hacer la compra a la cooperativa, veo gente conocida, hablamos de nuestras vidas, vamos a tomar un vino... algo que no podría encontrar en el supermercado. Hoy en día mudamos de coche cada cinco o seis años, mientras pasamos de los alimentos sanos, porque son más caros, y mercamos comida de "todo a todo correr". Pero hay quien no tiene coche, o sigue manteniendo su coche viejo y come alimentos sanos. Hay cousiñas que se pueden hacer en la casa, como como por ejemplo el xabrón o el iogur, pero es algo que se hace por afición y desfrutando, porque roba muchas horas y mucho trabajo, pero produce satisfacción y crea productos de más calidad. En este sentido, yo diría que el importante es hacer todo esto buscando el placer personal, estando a gusto. Esto todo dándole una dimensión individual, no colectiva, porque después de hondo hay una serie de problemas políticos patentes, como como por ejemplo y entre otras cosas, los defectos de la PAC (Política Agraria Común), que terminan por encarecer los alimentos ecológicos y por incentivar las distribuciones a gran escala, que acaban siendo más baratas.

Nos hable un pedazo de Consumir menos, vivir mejor

Pues en el libro hay distintas partes, una más informativa que ayuda a entender lo por que de las cosas -como como por ejemplo, por que los alimentos ecológicos son más caros; una parte con ideas prácticas; y una otra con contactos. En la parte introdutoria se habla de la situación actual de nuestra sociedad en la era de la globalización económica, en la que se promulgó la fe lo pones crecimiento económico y tecnológico, y en ella se basó la idea de progreso. Al tiempo, se fueron apagando otros factores de fondo, como el ecoloxismo social que no piensa en el crecimiento; y comenzaron a desarrollarse conceptos como el desarrollo sustentábel o la reciclaxe, entre otras cosas, que sólo sirvieron para maquillar un sistema absurdo e irracional, porque nadie se dedicó aún a educar para reciclar en nuestra sociedad. Este libro nace de la línea crítica contra el capitalismo y la ideología del crecimiento, y apunta cara una economía alternativa en la que todo el mundo pode participar, mas huyendo de las campañas que están a desarrollar ultimamente los gobiernos -el estatal, los de las Comunidades Autónomas y los locales-, en el que responsabilizan a los individuos. Quiero decir, te culpan la ti de dejar prendida una lámpara, te hacen responsable del cambio climático si no reciclas o se enciendes la calefacción todo el día, cuando, en el hondo, son problemas políticos. Están trasladando su responsabilidad al individuo, haciendo una trampa importante que pretende despolitizar el asunto. Por otro lado, además de esta visión global, el libro contiene dudas, dificultades con las que se pode encontrar el lector o lectora, ideas prácticas y muchas direcciones, emails, teléfonos de contacto de personas, asociaciones, cooperativas, empresas... que están trabajando en este campo, y que pueden servir de ayuda.

En el libro habla usted de esa gran trampa, de las falsas alternativas que proponen el sistema, desde la visión radical que quiere imponer.

Sí, se introducen una serie de ejemplos, como el coche de bajo consumo y el plan renueve, que se vende como una ayuda para los consumidores y también para el medio, cuando en el hondo no suponen más que un enorme gasto enerxético y de recursos, porque cuesta cartos tirar el coche viejo y comercializar a distribuir el nuevo. También se dice que la salida a la actual crisis pasa por incentivar el consumo, además de aumentar la inversión en obras públicas, y nadie habla de otras alternativas... O los lavalouzas, que se venden como aparatos que ahorran agua y energía, cosa que resulta más que dudosa. Frente a esto, hay otras cosas que se pueden hacer: frente al papel hixiénico reciclado, lavar el culo, que es aún más limpio; frente a mercar un nuevo coche de bajo consumo, caminar, y si no se pode, alongar la vida útil de tu coche de siempre o emplear el transporte público; usar un paño de mesa de tenerla frente a uno de papel; comer frutas de temporada y del comercio local, en vez de kiwis de Nueva Zelandia en verano, que vienen mismo envasados en plástico, y recorren medio mundo para llegar al consumidor; mercarlle a un artesán local lo que haya aquí, y mercar, como por ejemplo, en tiendas de comercio justo cosas que no se cultivan aquí, como el café o el cacao. ES mejor trabajar media jornada y poder disfrutar de otras cosas, que doblar horas y encadear días de negocio; pode ser igual de interesante, a lo mejor, viajar al Courel y descubrir partes de tu país que no conocías en un mes y medio, como por ejemplo, que matarte a trabajar para ahorrar y viajar al Brasil una semana... A lo mejor merece la pena mercar productos ecológicos en las cooperativas, conociendo gente y comiendo más sano, más delicioso y ganando salud. En ellas puedes mercar también la carne, que comerás menos veces a la semana, al mejor que la que encuentras en el súper por menos precio, pero que es mucho más sana. Pero estos son sólo algunos ejemplos. Hay muchas alternativas, pero pensando siempre el consumo consciente, justo, ético, no como una carga o como un deber más, sino como una liberación personal.

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